Editorial de Color
Esto es simple y no admite rodeos. Los Pantera Negra existían porque la
sociedad norteamericana estaba enferma. Había abusado de la gente de raza negra
por años y entonces decían basta. Y es que te quemen, te vuelen, te incendien y
se metan con tu familia solo por ser de otro color, y sin pagar las
consecuencias, puede hacer que cualquiera busque una salida en la violencia, en
un arma. Y la juventud de estos chicos, de 20 o 22 años, diciéndole basta al
gobierno, al FBI, a la policía, a la prensa,
a la sociedad, era admirable. No es de extrañar que los artistas, las
actrices, los intelectuales, apoyaran a Los
Pantera. Inspiraban, daban un ejemplo.
La sociedad norteamericana le había dado la espalda
a la justicia por los crímenes raciales y se hacían a plena luz del día, con la
complicidad de la policía. Incluso era un privilegio ser Gran Maestre del Clan,
llevar a los niños al ahorcamiento de un desafortunado negro, o vestir esas
largas capuchas para participar todos en el gran secreto de lo que hacían. ¡Enfermos!
Estaban enfermos porque no se podía entender que se sintieran superiores, que
mataran a niños por algún extraño motivo. Y participaban todos, el carpintero
que preparaba los cajones, el comisario que facilitaba las armas, el granjero en
cuya tierra se realizaría la ejecución, el ama de casa que dejaba que sus niños
participaran de las ejecuciones. Estaban enfermos, o lo están.
El 15 de febrero un taxista de Greenville llamado Thomas Watson Brown fue robado y asesinado en Pickens County. Basados en evidencia
circunstancial Willie Earle
fue acusado del ataque de Brown, fue
arrestado en la casa de su madre al día siguiente y llevado a la cárcel del
condado. La noche del 16 de febrero, un convoy de taxistas llegó hasta la
cárcel y sacó a Earle. Lo golpearon,
lo acuchillaron y le dispararon.
La noche del 20 de junio, dos oficiales de policía y
el gerente de la compañía embotelladora local de Coca-Cola, sacaron a Elbert Williams,
miembro de la NAACP de su casa. Tres días más tarde, su cadáver fue encontrado
flotando en el cercano río Hatchie.
Le habían disparado dos veces en el pecho. El forense del condado no ordenó la
autopsia.
Emmett
Till tenía 14 años cuando fue asesinado en Mississippi en 1955, después de ser
acusado de ofender a una mujer blanca en el almacén de la familia Bryant. La
brutalidad del asesinato y el hecho de que los asesinos fueran liberados
llamaron la atención a la larga historia de violenta persecución a los
afro-americanos en Estados Unidos.
Harry
Tyson Moore y su esposa Harriette, educadora, fueron víctimas de una bomba en su casa en Mims, Florida, en la noche de Navidad de
1951. Harry murió en una ambulancia
camino a un hospital en el condado de Seminole
mientras su esposa murió nueve días después en el hospital de Sanford, Florida.
Mississippi
Burning Murders involucró a
tres activistas que fueron secuestrados y asesinados en el condado de Neshoba, Mississippi, en junio de 1964,
durante el Movimiento de Derechos Civiles. Las víctimas fueron Andrew Goodman, Michael "Mickey"
Schwerner, y James Chaney.
O'
Day H. Short fue un ingeniero que rompió las
barreras del color en Fontana, California.
Después de comprar tierra y construir una casa al sur de Base Line Road. Short se
puso en contacto con el FBI y la prensa de color después de recibir una
advertencia de violencia inminente por parte de los vigilantes. El 16 de
diciembre de 1945, la casa estalló en una bola de fuego. Su esposa Helen y los niños Barry y Carol Ann
murieron.
Willie
James Howard era un joven afro-americano que vivía en el condado
de Suwannee, Florida, y que fue
linchado por haber escrito una postal a una joven blanca el 2 de enero de 1944.
No hay que darle vueltas al asunto. El que maten a
tu hermano, a tu hijo o a tu papá por un motivo de odio racial, por una
injusticia evidente, puede llevarte a enloquecer. Y sin dudas podría empuñar un
rifle, y dispararlo, si mi hijo terminara colgado de un árbol como un perro. Los
que somos papás lo sentimos así.
Además, que te saquen de tu tierra original para
venderte como mercadería, como esclavo, encadenado, para trabajar en
plantaciones de tabaco o algodón, golpeado, torturado, escupido; y que todavía
se sientan superiores, es como para matarlos. Por eso no extraña que muchos
hombres de color vean en los blancos a un enemigo y pueda originarse un Partido Pantera Negra.
Y es que además de la justicia del reclamo, que
tengan igualdad de derechos, oportunidades, educación, justicia; el discurso de
estos jóvenes era valiente e inspiraba a la lucha. No es de extrañar que
estrellas de Hollywood se comprometieran con la causa de los derechos civiles y
una Jane
Fonda o un Charlton
Heston apoyaran públicamente los derechos de los hombres de color. Sin
miedos y sin complejos, en una época en la que la palabra marxismo o comunismo
era sinónimo de demonio, ellos marcharon contra viento y marea, sin importar
nada. Un ejemplo.
Los planes del FBI para neutralizar a Jean Seberg por su apoyo a los Pantera |
El director del FBI,
J. Edgar Hoover, calificó al partido como
"la mayor amenaza para la seguridad interna del país", y supervisó un
extenso programa de contrainteligencia de vigilancia, infiltración, perjurio, acoso
policial y muchas otras tácticas diseñadas para socavar el liderazgo de los Panteras, incriminar a los miembros del
partido, desacreditar y criminalizarlo y agotar la organización de recursos y
mano de obra.
Después de ser vilipendiado por la prensa general, el
apoyo público al partido disminuyó y el grupo se aisló más. Los enfrentamientos
entre los líderes del partido, causados en gran parte por la operación del FBI, llevaron a expulsiones y
deserciones que diezmaron a los miembros. El apoyo popular al partido se redujo
aún más después de que aparecieran informes que detallaban la participación del
grupo en actividades ilegales, como el tráfico de drogas y los planes de
extorsión dirigidos contra los comerciantes de Oakland. En 1972, la mayor parte
de la actividad de los Pantera se centró en la sede nacional y una escuela en
Oakland, donde el partido continuó influyendo en la política local.
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Queremos la libertad. Queremos poder para determinar
el destino de nuestra comunidad negra… Los
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Fuentes
Lejos de Las Panteras Negras, a la vuelta de la casa
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