En Judaism in
Music Richard
Wagner señala la incapacidad del judío de expresarse artísticamente en
las artes plásticas, en la pintura o escultura y mucho menos en la música.
Menciona la antipatía que genera su forma de hablar, su vocabulario, las
estructuras gramaticales, que lo hacen extranjero en donde viva. Es a través de
éste documento, de 1850, que la genialidad de Wagner se lava y se desintegra. Wagner
se presenta como un mero racista más, al lado de un Hitler.
… el judío está en verdad ya más que emancipado: él
gobierna, y gobernará, mientras el dinero sea el poder ante el cual nuestros
hechos pierden su fuerza…
… en la vida diaria nos llama la atención
primariamente por su apariencia exterior. Sin importar a que nacionalidad
europea pertenezcamos, él tiene algo desagradablemente extranjero…
… is innately
incapable of enouncing himself to us artistically through either his outward
appearance or his speech…
… no será cuestión, sin embargo, de decir algo nuevo,
sino de explicar ese sentimiento inconsciente de un disgusto enraizado de la
naturaleza judía.
Es meramente con respecto al arte, y especialmente
con la música, que queremos explicar el disgusto popular con la naturaleza
judía. Aún hoy, podemos dejar de observar lo mismo en el campo de la religión o
la política…
Richard Wagner |
… queremos explicarnos la involuntaria repulsión por
la naturaleza y personalidad de los judíos, de forma de vindicar ese disgusto
instintivo que reconocemos más fuerte que nuestra consciencia de librarnos de
él…
… de acuerdo a la presente constitución de éste
mundo, el judío está en verdad ya más que emancipado: él gobierna, y gobernará,
mientras el dinero sea el poder ante el cual nuestros hechos pierden su fuerza…
El judío en la vida diaria nos llama la atención
primariamente por su apariencia exterior. Sin importar a que nacionalidad
europea pertenezcamos, él tiene algo desagradablemente extranjero a esa
nacionalidad. Instintivamente no deseamos tener nada que ver con un hombre que
se ve como él. Esto puede ser desafortunado para el judío. En tiempos recientes,
sin embargo, sentimos que en medio de estas desgracias, él se siente
enteramente bien… No podemos concebir una representación de un personaje
antiguo o moderno de un judío, sin sentir instintivamente la incongruencia de tal noción. Esto es de gran peso: un
hombre cuya apariencia consideramos no adecuada para un tratamiento artístico
tampoco lo podemos creer capaz de ninguna pronunciación de su esencia interna.
Pero mucho más de peso es el efecto que produce el
judío en nosotros a través de su habla y este es el punto esencial para hablar
sobre la influencia judía en la música. El judío habla la lengua de la nación
en la que ha vivido de generación en generación, pero siempre habla como un
extranjero… la circunstancia general que el judío habla las lenguas europeas
modernas meramente como aprendidas, y no como lenguas madres, debe
necesariamente excluirlo de toda capacidad de expresarse idiomáticamente,
independientemente, y conforme a su naturaleza. Un lenguaje, con su expresión y
evolución, no es el trabajo de unidades dispersas, sino el de una comunidad
histórica. Solo aquel que ha crecido inconscientemente dentro de la unión de
esta comunidad toma también algún porcentaje en su creación. Pero el judío se
ha mantenido apartado de tal comunidad, se ha parado en solitario con su Jehová
en un lugar sin suelo, en el cual toda evolución debe ser negada, así como un
idioma peculiar (el hebreo) ha sido preservado para él meramente como una cosa
difunta. Ahora, hacer poesía en una lengua foránea ha resultado imposible, aun
a genios de alto rango. Toda nuestra arte y civilización europea ha permanecido
para el judío una lengua foránea. No ha tomado parte en la evolución de una,
solo ha sido un frío observador...
En particular el aspecto puramente físico del modo
de hablar del judío nos repele. A través del curso de dos milenios con naciones
europeas la cultura no ha tenido éxito en romper las peculiaridades de la
pronunciación semítica. Lo primero que llama la atención de nuestro oído es
bastante feo. Le añadimos el empleo de palabras foráneas a nuestra lengua y un
arbitrario cambio de la estructura de nuestras frases y este modo de hablar
adquiere el carácter de intolerable. Por lo que cuando escuchamos hablar a un
judío nuestra atención se vuelve a lo repulsivo más que a su significado
intrínseco. Si escuchamos a un judío hablar nos sentimos ofendidos por la falta
de una expresión humana...
Estas cualidades hacen al judío casi incapaz de dar
enunciaciones artísticas a sus sentimientos…
The Jews' sense
of Beholding has never been of such a kind as to let plastic artists arise
among them: from ever have their eyes been busied with far more practical
affairs, than beauty and the spiritual substance of the world of forms. We know
nothing of a Jewish architect or sculptor in our times, so far as I am aware…
The Jew, who is
innately incapable of enouncing himself to us artistically through either his
outward appearance or his speech, and least of all through his singing. has
nevertheless been able in the widest-spread of modern art-varieties, to wit in
Music, to reach the rulership of public taste.—To explain to ourselves this
phenomenon, let us first consider how it grew possible to the Jew to become a
musician.—
Fuentes
Judaism in
Music, By Richard Wagner
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