Y como evitarlos
Y no es que nosotros no lo seamos. Miles de veces,
millones, hemos empleado el “negro de mierda”, para insultar al otro, para
disminuirlo, para hacerlo sentir una basurita, inferior a un “cepe culón”. Y no
nada más los gringos de ojos azules, el “negro de m…” está a flor de labios de
todos, incluidos nativos, autóctonos, morochos de pelo hirsuto y pelopincho.
Y la farándula local está llena de ejemplos.
Federico Bal, judío, dijo que los argentinos somos todos unos “negros de m…” en
una grabación privada. Y lo raro es que Argentina está compuesta de tantas
nacionalidades como las que componen el globo terráqueo. Aquí vinieron a
hacerse la “América” españoles e italianos, rusos y sirios, alemanes y serbios,
ingleses y franceses; pero también africanos, caribeños, asiáticos. Somos una
mezcla de sangres, culturas, tradiciones. Todos hemos probado, o comemos
diariamente, empanadas árabes, pizzas, picante de pollo, chanfaina, chipá o cuñapé, fejoada.
Vean
lo que dicen algunos medios en EEUU:
Soy “bueno” para los estándares de los
norteamericanos, o al menos “mejor”. Mi piel es clara, la mayor parte del
tiempo me visto como un profesional de clase media y mi manera de hablar delata
un grado de asimilación a la masa americana blanca…
Mientras la sociedad es caracterizada como que
privilegia la igualdad de oportunidades, la realidad de todos los días es la de
ser subordinado en casi todo, pero esto es especialmente cierto cuando los
negros se aventuran en espacios esencialmente blancos…
Los bebés negros tienen el doble de posibilidades de
morir que los blancos, algo que es mayor que 15 años antes que la esclavitud
terminara en 1850. Trágicamente, una disparidad similar existe para las madres
negras, que tienen tres veces más posibilidades de morir de complicaciones de
embarazos que las blancas…
Mi primera experiencia con el racismo fue lo que vi
en las noticias: todos los criminales parecen ser descriptos como “jóvenes
negros”…
Nigger Hair Poster |
Ahora, como forma de contribuir a la armonía
general, es que propongo mis
Puntos
para escapar al racismo de los gringos (frijoleros)
Cambiar
el nombre.
Cambiarse de Condorí a Condorman, por ejemplo, de
manera de pasar totalmente desapercibido.
Aprender
inglés.
O al menos las frases simples como: please, o thank
you, cosa de que nos confundan con un campesino de Wisconsin.
Teñirse
de rubio.
Y al menos una vez al mes, no sea que las raíces se
empiecen a mostrar y nos delaten. Siempre es bueno parecer blanco, anglo-sajón
y de la Church of England, man.
Vestir
el sombrero panameño del abuelo.
Ese que estuvo guardado en el ropero por tantos años
de manera de impresionar con nuestro estilo, o al menos pasar por locos u otras
cosas.
Hacerse
pasar por conde.
Como descendiente de condes alemanes fugados en la
guerra de los 100 años y casados con las princesas de La Paz Manta, siempre esperando que
nos confundan con un visitante alemán de alta alcurnia.
Insultar
en aimara.
Es una buena medida porque lo voy a insultar al
gringo de arriba a abajo y no se va a dar cuenta. Je, je. Y menos si pongo cara
de circunstancia, o de misterio y digo mis insultos y blasfemias con sangre
fría y determinación.
Hacerse
el tonto.
Siempre se puede recurrir a este recurso. “No
escucho lo que me dice, maldito gringo, hijo de la chingada, no quiero
escuchar, no oigo, no, no”.
Al final, si todos estos tips resultan ineficaces y
lo mismo me insultan, me desacreditan, me pisan el dedo gordo y me escupen;
siempre tengo la opción de sacar el dedo medio, decir en inglés rudimentario
F-U-C-K Y-O-U, y volverme a mi país donde voy a ser, sino el rey de todo mi country, al menos el señor de mi casa. ¡Carajo!
¡Qué lindo lo que cantaba Neil Sedaka!
Harbours open
their arms to the young searching foreigner
El formar una sociedad más justa tiene que nacer
desde el hogar y todo cuenta. Enseñar a nuestros chicos a amar a los
compañeritos, puede ser un comienzo. El tratarnos bien y el respetarnos
también. No puede ser que el color de la piel, la nacionalidad o la religión,
se tome como un insulto. Estamos lejos de mejorar y somos tan racistas como
aquellos gringos. Bien clarito.
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Ay
diosito del Milagro. Este calor de estos días, de casi 40° centígrados, nos
está matando, y eso que recién entramos en la primavera. Espero que la mamita
del Milagro nos proteja de los vendavales que azotan al mundo y que hacen
parecer que se acerca el fin del mundo
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