Al medio
Ni capitalismo salvaje ni izquierda revolucionaria,
me gustaría que el sistema de gobierno pasara por un intermedio, en el que se
respeten las libertades y a la vez se asista a los más necesitados. Aquí damos
la opinión de estos supuestos “luchadores de la libertad”, que dejan bastante
que desear. Al final un poco de historia con Venceremos.
Todo lo que se hace se paga y la vida de Sara
Jane Olson es una muestra cabal de que se puede huir pero la justicia a
la larga te alcanzará. Es que el matar a nombre de una supuesta revolución deja
marcas que nada puede cerrar hasta que se aplique la ley. Hemos pasado ya lo
suficiente, con revoluciones libertadoras y gritos de “venceremos”, como para
aprender que la vida del hombre es sagrada, que nadie puede sesgar una vida así
porque sí, y seguir lo más pancho con la rutina. Y es que es mejor siempre cambiar
las cosas que necesitan ser cambiadas, desde adentro, en paz.
Sara Jane Olson pensó, en aquellos revolucionarios
años de los 70´s, que poner bombas y matar estaba justificado. Todo en nombre
de teorías que nunca cuajaron en nada bueno. Pensemos en la Unión Soviética de
Stalin o en la Cuba de Castro. ¿No se mató a miles de personas para terminar
creando un monstruo tan malo como el capitalismo al que combatían? Porque que
yo sepa ni Stalin era un niño de pecho ni Castro repartía bendiciones. Ambos mandaban
a matar, torturar y hacer desaparecer a todos aquellos que se opusieran a sus
deseos. Sara Jane Olson mató a una madre de 4 chicos e intentó poner una bomba
debajo del auto de un policía. Luego se ocultó, cambió su identidad y se
insertó en una comunidad tratando de pasar desapercibida, como madre y esposa
normal. Y sí, matar a una madre de cuatro niños deja a cuatro personas con una
herida abierta, que siempre buscarán justicia. Sara Jane Olson escapó en la
década del 70 pero la ley la alcanzó en la del 2000.
Atentado con bomba en la base aerea norteamericana de Ramstein, 1981 |
Patty
Hearst fue secuestrada y adoctrinada. En su encierro sufrió
hasta violación de los supuestos revolucionarios idealistas, que a mí se me
ocurren más a delincuentes comunes. Luego tomó un arma y asaltó un banco. ¿Qué
tenía que pasar? Lo lógico, ser juzgada y condenada. Eso exige cualquier
sociedad normal, cuando las leyes funcionan y nadie, ni siquiera una Hearst,
está por sobre las mismas.
Por eso es que digo que los cambios deben buscarse
en forma pacífica, desde dentro del sistema, con las armas de la ley, y el
diálogo. ¿Sino que podes pedir? ¿Clemencia? ¿Acaso tuviste clemencia de los policías,
soldados, personas comunes, que murieron a causa de los tiros, y bombas que
pusiste, sin tener nada que ver, ni participar en ninguna confabulación?
Si me ponen a elegir entre un David
DeFreeze y un Gandhi siempre voy a quedarme con el último. Por antecedentes,
valentía, justicia, sacrificio, dignidad, y sobre todo porque respetó la vida
del otro, sin ceder en su lucha, en sus ideales.
Por eso digo ¡venceremos! ¡Hasta la victoria
siempre! Los que creemos que los cambios de la sociedad deben venir con
educación y justicia, en forma pacífica, sin tomar la vida de nadie ni quemar
los libros en la plaza pública. ¡Venceremos! Los que amamos la paz y respetamos
la vida. Los otros me recuerdan demasiado a los asesinatos, los bombazos de uno
y otro lado del espectro político de los 70. ¡Hasta la victoria siempre! A los
que creemos en una sociedad más justa pero sin violencia
Venceremos
Venceremos
comenzó como una organización política chicana en Redwood City, California, a
principios de 1969. Katerina Del Valle fue su presidenta. En 1971 se les unió
una facción de la organización Unión
Maoísta Revolucionaria (RU),
dirigida por H. Bruce Franklin. Venceremos
y Franklin favorecieron una estrategia militante basada en la guerra de
guerrillas urbana prolongada. Según Franklin, "... estos colectivos habían
estado muy involucrados en la organización juvenil dentro de las comunidades
proletarias blancas, en la organización de fábricas y en las luchas
antiimperialistas en los campus. La nueva organización combinada era
multinacional, extremadamente diversificada en sus actividades y base, y
bastante militante."
Venceremos
abogó públicamente por la autodefensa armada de la ciudadanía, el control
comunitario de la policía y la reforma del sistema penitenciario. Para estos
fines, los miembros del grupo participaron en una serie de actividades legales,
como trabajar para educar a los prisioneros y defender a los manifestantes de
guerra. El objetivo final declarado de la organización fue el derrocamiento del
gobierno. En 1970, Venceremos abrió
su propio colegio comunitario en una tienda de Redwood City que duró hasta que
se quedó sin dinero dos años después. El gobierno de Estados Unidos consideró a
Venceremos como una amenaza grave,
como se vio en el informe de 202 páginas del Comité de Seguridad Interna de la
Cámara de Representantes.
El comienzo del fin de Venceremos llegó el 6 de octubre de 1972, cuando varios de sus
miembros estuvieron involucrados en un asesinato que acaparó los titulares de
los medios.
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Fuentes
Venceremos,
Wikipedia
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