El
vizconde de Bragelonne es una novela de Alejandro Dumas publicada en 1847. Es la
tercera y última parte de las novelas de D'Artagnan
o de la también llamada Trilogía de los
mosqueteros.
Argumento
La novela comienza en 1660, diez años desde los
sucesos de Veinte años después. En su
residencia de Blois, el vizconde de
Bragelonne y joven mosquetero, Raúl, se reencuentra con Luisa de La
Vallière a quien ama profundamente, pese a que el conde de La Fère, más
conocido como Athos y padre del joven, no está de acuerdo con dicha relación.
Por otro lado, en Inglaterra, la armada real se
encuentra en manos del general John Lambert, mientras que sus enemigos, los
escoceses, obedecen las órdenes del general George Monck. Este último ha
invadido Newcastle, puerto del noreste de Inglaterra, y pronto atacará Londres,
ocupada por los soldados de Lambert. En tanto, Carlos II, hijo de Carlos I y
heredero al trono inglés, se encuentra exiliado en los Países Bajos, pero
decidido a recuperar la corona, llega a Blois para pedir al rey Luis XIV y al
cardenal Mazarino ayuda económica para dicho objetivo, la cual es negada por
estos. Estando a punto de marcharse de Francia, Carlos II encuentra por
casualidad la casa de Athos en La Fère, quien en el pasado intentó ayudar a su
padre. El conde le explica que Carlos I, antes de morir, le reveló la
existencia de una fortuna escondida en un castillo de Newcastle, con la que podría
ayudar a su hijo Carlos II en el futuro. Entonces, fiel a su honor, Athos parte
con su criado Grimaud rumbo a Inglaterra para recuperarla.
En tanto, D'Artagnan, quien supo de la negativa de
Luis XIV y de Mazarino a ayudar a Carlos II, y rebajado a teniente de
mosqueteros, renuncia a su cargo para cooperar con mayor libertades en la
restauración inglesa. Primero busca a sus tres amigos para que lo ayuden en su
aventura, pero no los encuentra. No obstante, en París, llega a la casa de
Planchet, su ex criado, a quien le propone un buen negocio y obtiene así
dinero. Con este, el gascón contrata a una docena de hombres para su misión,
arriba en Normandía, alquila un barco de pesca y marcha a Newcastle. Allí,
vestidos como pescadores, le ofrecen provisiones al general Monck y se instalan
en el pueblo, mientras que Athos, al mismo tiempo, se contacta con éste,
señalándole la existencia de la fortuna perteneciente a Carlos II. El general
Monck, quien acompaña a Athos a recuperar el tesoro, reconoce que el ascenso de
un rey es mucho más positivo que un enfrentamiento entre ingleses y escoceses,
y decide convencer a Lambert, pero desaparece misteriosamente…
El hombre de la máscara de hierro |
Comentarios
Desde su publicación por entregas en el periódico Le Siècle, entre marzo y julio de 1844, Los Tres Mosqueteros es la novela más
popular dentro de la extensa obra de Alejandro
Dumas. El cariño de los lectores a los indómitos mosqueteros convertiría
esa historia inicial en primera parte de una trilogía que completan Veinte años después y El vizconde de Bragelonne.
Con esta novela Alejandro
Dumas culmina la historia de los mosqueteros y presenta la de El hombre de la máscara de hierro. Fue
escrita con la colaboración de Auguste Maquet.
La
historia real
Al igual que en las dos partes anteriores de la
trilogía, Dumas utiliza personajes y
acontecimientos reales para construir la trama de su novela (la restauración de
Carlos II, el fallecimiento de Mazarino y el ascenso de Luis XIV como monarca
absoluto, la rivalidad entre los ministros Colbert y Fouquet, la caída de este
último, los amores de Luis XIV con su cuñada y con Luisa de la Vallière), si
bien tomándose muchas libertades, en particular con la cronología (la novela
concentra en pocos meses sucesos que en la realidad estuvieron separados por años),
haciendo intervenir en los hechos reales a sus personajes ficticios.
El
vizconde de Bragelonne.
Capítulo 1. La carta
En el mes de mayo del año 1660, a las nueve de la mañana,
cuando el sol ya bastante alto empezaba a secar el rocío en el antiguo castillo
de Blois, una cabalgata compuesta de tres hombres y tres pajes entró por él
puente de la ciudad, sin causar más efecto que un movimiento de manos a la
cabeza para saludar, y otro de lenguas para expresar esta idea en francés
correcto.
––Aquí está Monsieur, que vuelve de la caza.
Y a esto se redujo todo.
Sin embargo, mientras los caballos subían por la áspera
cuesta que desde el río conduce al castillo varios hombres del pueblo se
acercaron al último caballo, que llevaba pendientes del arzón de la silla
diversas aves cogidas del pico.
A su vista los curiosos manifestaron con ruda
franqueza su desdén por tan
insignificante caza, y después de perorar sobre las desventajas la caza
de volatería, volvieron a sus tareas. Solamente uno de estos curiosos, obeso y
mofletudo, adolescente y de buen humor, preguntó por qué Monsieur, que podía
divertirse tanto, gracias a sus pingües rentas, conformábase con tan mísero
pasatiempo.
–– ¿No sabes
––le dijeron–– que la principal diversión de Monsieur es aburrirse?
El alegre joven se encogió de hombros, como
diciendo: “Entonces, más quiero ser Juanón que príncipe.”
Y volvieron a su trabajo.
Mientras tanto, proseguía, Monsieur su marcha, con aire
tan melancólico, y tan majestuoso a la
vez, que, ciertamente, hubiera causado la admiración de los que le vieran, si le
viera alguien; más los habitantes de Blois no perdonaban a Monsieur que hubiera
elegido esta ciudad tan alegre para fastidiarse a sus anchas, y siempre que
veían al augusto aburrido, esquivaban su vista… El vizconde de Bragelonne
Mi
libro
Mi edición de El
vizconde de Bragelonne (de 3 tomos) se encuentra en muy buen estado, para
ser un libro impreso en 1944, en plena Segunda
Guerra Mundial, a 97 años de haber sido impreso por primera vez.
El vizconde de Bragelonne (3 tomos) |
En inglés
THE VICOMTE DE
BRAGELONNE, at Project Gutenberg
Artículos
relacionados
Al primer anuncio de la guerra había abandonado su
pueblo con la pesadumbre que le había producido el drama en que acababa de
perder a su mujer Francisca… La debacle
La corona de Francia pasó a Enrique IV de Navarra.
Los Cuarenta y Cinco también pasaron a él y le sirvieron fielmente hasta su
muerte... Los
Cuarenta y Cinco
No comments:
Post a Comment