Todavía los seguimos
En este editorial el jefe opina que todo esto de ser
vegano, proteger el medio ambiente y la idea del poli-amor, de la maravillosa
Florencia Peña, nos viene de los hippies. Que a pesar de haberse integrado a la
sociedad hace tiempo sus teorías siguieron con nosotros, en canciones,
películas, libros y demás.
Que si hay que salvar a la madre pues el huevo
todavía no es un ser humano…
Las feministas dijeron que la invención de la
píldora fue uno de los más importantes en la historia…
… nadie debería tener que dejar su tierra para vivir
su sexualidad y realizarse como persona en otro lugar
¿Qué heredamos de los hippies? ¿De aquellos jóvenes
barbudos que protestaban contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos y que se
reunían en maratónicas sesiones de rock en granjas en el campo? Parecería que
estando a miles de kilómetros de distancia y a tantos años de aquellas
manifestaciones masivas no tendríamos demasiado en común con ellos pero tal vez
no sea tan así. Después de todo hay una corriente entre nosotros a conservar el
planeta, a apoyar a las palomas y no a
los halcones, a protestar a favor de la marihuana, a manifestarnos por la
revolución sexual y el aborto y a desconfiar de las autoridades elegidas, tal y
como lo hicieron aquellos despreocupados jóvenes de los ´60s que se ponían
flores en el pelo y cantaban canciones de paz. Parece que heredamos mucho más
de los hippies de lo que queremos reconocer
y que las luchas de aquellos jóvenes que hoy tienen canas, o simplemente
están enterrados, no fueron en vano.
Grateful Dead, 1970 |
Hace poco se le escapó a Florencia Peña, actriz y
según ella misma “artista”, que está a favor del “poli-amor”, la filosofía de
aceptar a otro en la pareja, de ser flexibles en las relaciones amorosas. ¿Y de
dónde le viene el concepto sino de los años locos de la vida en comunidad y de
la revolución sexual de los hippies? Y eso que Florencia no debe haber llegado
a los 50, pero nada, para ser hippie no tienes que ser viejo, con leer un libro
y seguir sus preceptos es suficiente.
¿Y qué del debate del aborto, con posiciones
encontradas irreductibles entre uno y otro bando? Que si hay que salvar a la
madre pues el huevo todavía no es un ser humano y puede ser ejecutado. Que si
el ser en formación ya es un ser humano completo y autorizar el aborto no es
más que un crimen. Este tema viene de lejos y ya era polémico en los días de
Joan Baez o Jimy Hendrix.
Slick y Kantner, de Jefferson Airplane |
Las ideas sobre la píldora anticonceptiva ya venían
peleadas desde el origen. El debate lo escuché en Estados Unidos, en Argentina,
en un medio católico, en uno protestante. Las feministas dijeron que la
invención de la píldora fue uno de los más importantes en la historia de la
liberación de la mujer. El opositor te dirá que la mujer que usa la píldora es
una “loquita”. Y no va a haber acuerdo jamás porque son dos filosofías
distintas, encontradas y peleadas, como perro y gato.
Fue en San Francisco donde se vendió por primera vez
una porción de marihuana en un “head shop” y de dónde viene la idea de que las
drogas en realidad son “buenas” y algunas tienen la propiedad de curar o de
ampliar el horizonte de la mente. ¿Para qué prohibirlas, entonces? ¿Por qué no
permitir que se usen al igual que el whisky o el cigarrillo y acabar con una
industria ultra, híper millonaria como el narcotráfico?
Es como dije anteriormente, varias tendencias nos
llegaron de nuestros mechudos abuelos hippies: las de oponernos a las guerra y
alentar el amor libre, las de defender a los animales y comer solo raíces, las
de desconfiar de las autoridades y preferir el caos, la izquierda y la anarquía;
las de respetar las ideas revolucionarias, tomar las armas para combatir por
ideales locos y llevar la palabra del “Che” en el pecho.
En realidad, y si nos ponemos a analizar cada una de
nuestras actitudes, podemos trazar nuestras ideas a las de los chicos de San
Francisco, con el pelo largo y los símbolos de paz y amor. Y no estaría mal si
lo pensamos como el deseo de oponer la voluntad de paz y fraternidad entre los
pueblos a la corriente de los halcones de mandar los tanques a invadir tierras
extranjeras. Si pensamos que podemos evitar la pérdida de miles de vidas de
jóvenes inocentes en aventuras imperialistas pasadas de moda. Si consideramos
que perder los miembros inferiores por
pisar minas anti-personales en alguna tierra extraña que ni siquiera
habla el mismo idioma y que seguramente esperará que esos soldados de ojos
azules y talles grandes se descuiden para hacerlos volar por los cielos sin
importar si piensan como ellos o quieren ayudarlos a combatir una ideología que
no les interesa. Después de todo, y pasadas la guerra fría y las amenazas de
guerras nucleares, la sociedades han ido evolucionando hacia gobiernos más
democráticos solas, sin la intervención de nadie y con el deseo de todos de
tener una sociedad participativa.
Claro que hay que ser directos y decir la verdad. El
tema de las drogas, el del aborto, el de la revolución sexual, el de los
cambios de sexo; siempre va a ser polémico y va a dar para hablar mucho. ¿Y por
qué no debería ser así y no escuchar a todas las posiciones? Después de todo
son temas que nos afectan y que siempre están de moda. Nadie debería
escandalizarse porque haya grupos que piensen de otra forma y que tengan otra
orientación. De eso se trata. De entender que somos una sociedad, formada por
personas y todos somos distintos e individuales. Florencia Peña puede creer en
el poli-amor y me encantaría formar parte de sus fantasías porque ella siempre
ha sido parte de la mía. Moria Casán, y cualquier otra estrellita del
espectáculo local, puede hablar a favor de la marihuana todo lo que quiera,
pero a mí no me va a convencer. Prefiero un batido proteínico efectivo para los
músculos y ejercicios al aire libre. Siempre, sin drogas, porque las pastillas
y las drogas nunca me gustaron. Ni para curar un resfrío. Pero hay que
respetarlas viejo, especialmente a Florencia, y tienen todo el derecho a decir
que quieren incorporarme a su pareja, y yo voy a respetarla.
Y Florencia de la V o cualquier otra travesti
siempre me parecerán raras, por decir lo menos, aunque las respete y me guste
su coraje y forma de enfrentar la vida (nadie debería tener que dejar su tierra
para vivir su sexualidad y realizarse como persona en otro lugar porque es
perseguida y humillada en la propia). Así las cosas, claras, son mejores. Ponés
las cartas sobre la mesa y los demás saben qué posición tenés. Punto, sin
medias tintas.
De todas formas hemos aceptado el cuidado del medio
ambiente hace tiempo y hemos adherido a la defensa del medio ambiente. Odiamos
el glifosato y tener que comer cosas modificadas genéticamente.
Nos parece que defender la vida debe estar en
cualquier plataforma, la vida de la madre, del hijo, del soldado, de un país; y
que no se deben aceptar extremismos. Todos deben tener algo que decir, es respetable,
y se debe escuchar las ideas del que milita en izquierda, en derecha y en el
centro. Ni un shá de Irán ni un Fidel Castro. Ambos extremos son malos,
especialmente para nosotros que ni somos potencia ni nos debemos a una u otra
tendencia.
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