Y pensar en la seguridad
Escuchar o leer sobre asesinatos siempre llama la
atención y es como que uno quiere saber más, asomarse por entre el follaje para
presenciar lo macabro, sin que uno se vea salpicado por la sangre, por supuesto.
Saber sobre los detalles truculentos, la vida del asesino serial, las víctimas,
los familiares, las entrevistas que se hacen a estos locos, como si fueran
estrellas de rock.
Y justamente en estas entrevistas vimos a Charles
Manson, el que ordenó la muerte de Sharon Tate y otros, que pasa sus
días en la cárcel, amigo de tal o cual. Observamos a David
Berkowitz afirmar que mató porque se lo ordenaba el perro del vecino
pero que ahora Jesucristo lo había recibido y perdonado. Miramos a Ted
Bundy declarar que mataba por culpa de las películas porno. Leímos sobre
la forma en que murieron los miembros de la
familia Clutter, pues los asesinos sospechaban que tenían plata.
Es muy triste que estos monstruos hallan llegado a
tanto en su violencia, pero es más triste aún que se los ponga en cientos de
entrevistas, como si fueran protagonistas de un reality, que se les page y que
se los elogie. Estamos enfermos, locos, mal de la cabeza, al igual que los que están
adentro del manicomio. Sino no se puede entender tanto interés.
Y un punto que me sorprendió de la entrevista a Truman
Capote, el escritor norteamericano, es su manifestación de que se pone
en la cabeza del asesino, de que es capaz de sentir lo que él siente.
A pesar de lo que uno pueda pensar en Salta también
hay inseguridad, asesinatos y horror. Hemos tenido casos como el de las
turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumn, asesinadas
y violadas en San Lorenzo, o el de las chicas Yanina Nüesch y María Luján
Peñalva, supuestamente muertas en un pacto suicida, que nunca se resolvieron
completamente. Y muchos otros casos, que ni siquiera se muestran en las
noticias. Yo, que ando la calle lo percibo, hay inseguridad en el ambiente, se
la siente y se la vive.
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| Germany, 1931 |
Como padre me preocupo por la seguridad
de los chicos y pienso en las medidas que deberían tomar para evitar
situaciones de peligro. Antes de salir siempre los aburro
con:
No tomar del vaso de un desconocido para evitar ser
drogado.
No visitar la zona roja, sin alguien que conozca el
lugar (y en lo posible evitarla.)
No exhibir cámaras o cosas de mucho valor que sirvan
para atraer chorros.
No andar ciegos con el celular, sin prestar atención
a los alrededores.
No resistirse al robo porque puede terminar en
asesinato.
Guardar 200 pesos en el bolsillo de adelante para el
caso en que tengan que volver en un taxi y no caminar por las calles solo, de
noche.
Se me ocurre que puede ser útil el
consejo de una página en inglés:
Evitá que extraños entren en tu hogar. Lo cual es
lógico, pedí las credenciales de quienes dicen ser empleados de “Aguas del
Norte”, por ejemplo, y no está demás verificar con una llamada telefónica a la
empresa.
Gastá un poco en seguridad. No solo en cámaras, que
en ocasiones están fuera de nuestro alcance, pero mínimamente reforzar las
ventanas con rejas.
Ojo con las empleadas domésticas. Averiguar los
antecedentes de las personas que van a entrar y salir de casa y sabrán el
movimiento interno.
Aprovechá la vigilancia del barrio. No es mala idea
el formar un grupo por internet para mantenernos informados de lo que pasa a
nuestro alrededor.
Rompé la rutina. Porque los que te están vigilando,
y no sería nada raro que lo estén haciendo ahora mismo, anotan tus horarios,
salidas a trabajar, etc., que pueden hacerte un blanco más fácil.
No quiero hacerme amigo de Charles Manson ni Ted
Bundy, y más bien prefiero pensar en las medidas que puedo tomar para
protegerme de los asesinos y motochorros
y no estar con el Jesús en la boca cada vez que salen mis hijos y pasarme en
vela hasta que vuelven sanos y salvos. Esto no es vida.
Artículos
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Fuentes
El pacto suicida y la inseguridad. Diario
Popular
Crimen de las turistas francesas. Infobae
Prevent becoming
a victim of crime, wikihow.com
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