Y pensar en la seguridad
Escuchar o leer sobre asesinatos siempre llama la
atención y es como que uno quiere saber más, asomarse por entre el follaje para
presenciar lo macabro, sin que uno se vea salpicado por la sangre, por supuesto.
Saber sobre los detalles truculentos, la vida del asesino serial, las víctimas,
los familiares, las entrevistas que se hacen a estos locos, como si fueran
estrellas de rock.
Y justamente en estas entrevistas vimos a Charles
Manson, el que ordenó la muerte de Sharon Tate y otros, que pasa sus
días en la cárcel, amigo de tal o cual. Observamos a David
Berkowitz afirmar que mató porque se lo ordenaba el perro del vecino
pero que ahora Jesucristo lo había recibido y perdonado. Miramos a Ted
Bundy declarar que mataba por culpa de las películas porno. Leímos sobre
la forma en que murieron los miembros de la
familia Clutter, pues los asesinos sospechaban que tenían plata.
Es muy triste que estos monstruos hallan llegado a
tanto en su violencia, pero es más triste aún que se los ponga en cientos de
entrevistas, como si fueran protagonistas de un reality, que se les page y que
se los elogie. Estamos enfermos, locos, mal de la cabeza, al igual que los que están
adentro del manicomio. Sino no se puede entender tanto interés.