Cuando vas leyendo los diferentes documentos y
empapándote de los casos de racismo
en Estados Unidos empezás a tener
otra visión respecto del gran país del norte, del país de Martin Luther King. Porque te das cuenta que también es el país del
Ku Klux Klan y de los supremacistas
blancos, que aún hoy en día sobreviven.
We read about Harry T.
Moore and O´Day
Short and learned about their courage and the cowardice of these KKK followers. There is much more to
see. One question arises from this: how could the community allow all these
horrors to happen?
No puede ser que en pleno siglo 20 todavía siguieran
discriminando, creyéndose superiores o pensando que un color, una raza o una
religión son mejores o peores que otra. Cuando leímos sobre Emmett Till o Willie
Earle no podíamos entender como la comunidad, la gente del lugar, podía
permitir tanta salvajada y dejar torturar y matar. Y en Estados Unidos, y no solo en el sur, el lugar que era el sitio de
las oportunidades para todos.
Estas bestias supremacistas mataron a niños o
adolescentes, por el simple hecho de haber mandado una carta de amor, por haber
sugerido una admiración a una dama blanca, por tener el atrevimiento de poseer
una casa fuera de su territorio, o
por una leve sospecha. Mataron sin derecho a un juicio justo, sin considerar la
edad, sin escuchar testigos a favor del condenado. Nada. ¿Es que no fueron los
blancos los que llevaron a gente de color del continente africano para que
sirvan como esclavos en las plantaciones del sur de EEUU? ¿Pretendían esclavizarlos por los siglos de los siglos?
Jesse Washington, Waco, Texas, 1916. Fue repetidamente descendido sobre fuego por 2 horas |
Estos tipos son cobardes, menos que ratas, porque
tienen que ir en patota, de a muchos, para amedrentar, violentar, y matar. Son
“machos” cuando superan en fuerza al acusado, culpable o no, y se atreven a
golpear, torturar y colgar porque los protegen los otros “machos” de la
comunidad. Me gustaría ver cómo se las arreglan en un mano a mano, con alguien
de su tamaño, con un Mike
Tyson o un Muhammad Alí. Ahí
no serían tan machitos.
Y lo peor es que todas estas tristes noticias de
linchamientos nos llegan de Estados
Unidos, que a través de todas las películas de Hollywood nos mostraron al
solitario enfrentando a la manada de cobardes linchando, quemando y matando.
Fue Estados Unidos el que nos trajo a
John Wayne enfrentando a los forajidos
en inferioridad de condiciones siempre, y también a Clint Eastwood y a Lorne
Green y a … que nos hicieron creer todas estas mentiras. Desilusión es lo
que siento cuando leo las noticias de estas injusticias que me hacen repensar
en el dónde me pongo. Si hubo un país al que admiré fue a Estados Unidos. Y mis ideales se hacen trizas porque no se hizo
justicia. Pena es lo que siento y rabia por creer en la propaganda.
Porque los archivos están todos ahí. No es más que
abrirlos para ver la intolerancia y el racismo. Y no se arregla con poner un
monumento homenajeando a la víctima. So se supera cuando se vuelven a realizar
esos remedos de juicios, esa teatralización de justicia. Aunque hayan pasado 70
años y las victimas y los victimarios hayan muerto. Si no se muestra como es y
se compensan los errores, horrores, cometidos nadie descansará en paz.
Bernie Simmons, empapado en aceite antes de ser quemado y linchado, 1913. Oklahoma |
Ya no quiero conocer Estados Unidos. Ya no quiero recorrer los pueblos que tocaba Huck Finn con su balsa. Ya no quiero
cabalgar por las huellas que seguía Manolito
en El Gran Chaparral. Ya no quiero
pelear codo a codo en El Álamo. Todo
es propaganda, fantasía, ficción, que no tiene que ver con la realidad.
Seguramente por ser latino, católico, extranjero,
pobre y hablar castellano me van a discriminar, maltratar, torturar, colgar y
linchar ante la menor sospecha. Y no quiero una sociedad así, ni para mí ni
para mis hijos.
Buenos días.
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