Activista
Medgar
Evers, como otros tantos luchadores por los derechos de
las personas que no son tan conocidos, lo dejaron todo por sus
reivindicaciones. En el video al final su hijo, Darrell, cuenta del momento en que su padre, Medgar Evers, es asesinado. No deja de meter miedo la sociedad
norteamericana, pareciera que hay un monstruo escondido en su interior, que
sale, de vez en cuando, y se devora a alguien. Un homenaje a Medgar Evers…
Medgar
Evers nació en Decatur, Mississippi. La familia tenía una
pequeña granja y Medgar también
trabajaba en un aserradero. Medgar
debía caminar 12 millas para asistir a escuelas segregadas. Evers sirvió en el ejército
norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, participando de la batalla de
Normandía.
Medgar
Evers trabajó para terminar con la segregación en la
Universidad de Mississippi, expandir las oportunidades para los trabajadores
afro americanos, y hacer obligatorio el derecho de votar. Fue asesinado por un
supremacista blanco y miembro del Ku Klux
Klan.
Medgar
Evers se involucró en la lucha por los derechos civiles
en la década del ’50. Siguiendo la decisión de la corte suprema de 1954, que
terminó con la segregación en las escuelas públicas, Evers desafió la segregación racial de la Universidad de
Mississippi, inscribiéndose en su escuela de leyes. También promovió el derecho
a votar, las oportunidades económicas, el acceso a los lugares públicos y otros
cambios en una sociedad segregada.
Entrevista
a Darrell Evers (de 0.52 a 2.50 minutos)
Darrell Evers, hijo de Medgar Evers, cuenta sobre el
asesinato de su padre:
—… Bueno, fue una noche que mis hermanos y yo
esperábamos por papá, en anticipación como usualmente hacíamos, cuando él
volvía a casa esperábamos que nos trajera algo, y estábamos viendo TV. De
pronto escuchamos un ruido muy fuerte y escuchamos vidrio romperse, un golpe
fuerte, y mamá se puso muy nerviosa. Nos dijo que nos tiráramos al piso, por lo
que todos nos tiramos al piso y esta vez supe que era realmente serio porque
habíamos sido atacados antes con bombas molotov pero nunca con un balazo y
reconocí un proyectil de alta velocidad entrando en la casa. Mamá fue a la
puerta. Nos dijo que esperáramos detrás. Abrió la puerta y gritó. En ese
momento corrió afuera. Me agarró curiosidad y me acerqué a la puerta y me paré
allí. Vi a papá. Estaba tirado en un charco de sangre. Tuve un fuerte
sentimiento que papá estaba cuidándonos aunque estaba herido por las balas de
un asesino. Sentí que su alma estaba en paz y lo sentí.
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Fuentes
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