Thursday, September 10, 2020

Jack Kevorkian


El doctor muerte

Jack Kevorkian, médico, sostiene que todos tenemos derecho a decidir cuándo ponemos punto final a nuestras vidas y que el médico, si es valiente, puede ayudar en el procedimiento. Kevorkian le quitó la vida a muchas personas que solicitaron su ayuda, porque estaban en una etapa terminal de sus enfermedades y, supuestamente, sufrían dolores horribles. Para sostener su punto de vista Kevorkian enfrentó a las cortes y pasó varios años en la cárcel.

No lo hice para terminar con la vida de nadie. Lo hice para terminar con el sufrimiento de un paciente…
Cada vez que se interfiere con un proceso natural se juega a ser Dios…
Si la religión deja de presionar con esto podríamos hacer que la gente muera como un procedimiento médico regular…


Jacob Kevorkian nació en 1928 y murió en el 2011 (hace 9 años). Kevorkian era patólogo y proponía la eutanasia. Declaró públicamente el derecho de cualquier paciente terminal a morir asistido por un médico, que se patentizaba en sus dichos "Dying is not a crime". Kevorkian declaró haber asistido al menos a 130 pacientes a morir. Fue convicto por asesinato en 1999 y frecuentemente se lo describió en los medios como el “Doctor Muerte”.
Kevorkian en 1966
Kevorkian en 1966
En 1987 Kevorkian comenzó a publicitarse en los diarios de Detroit como “consejero de la muerte”. Los cargos por asesinato fueron dejados de lado en 1990 ya que en ese entonces no había leyes en Michigan relacionadas con el suicidio asistido.
En el 2015 la furgoneta Volkswagen Type 2, de 1968, en la que Jack Kevorkian asistió a algunos de sus pacientes suicidas, fue comprada por el investigador paranormal Zak Bagans.
Volkswagen T1
Volkswagen T1
Jack Kevorkian admits helping dozens to die
Anderson Cooper entrevista al famoso doctor Muerte, el doctor Jack Kevorkian. Entrevista para la CNN
He ayudado a morir a un poco más de 130 personas. He sido ayudado por un psiquiatra, el único doctor que me pidió unírseme.
*Janet Adkins fue la primera paciente. En una van, no pude encontrar otro lugar. Busqué en asilos, enfermerías, iglesias, clínicas. La policía entraba en mi departamento y sacaba todo. Y no quería involucrar a nadie.
— ¿Cómo es terminar la vida de alguien?
No lo hice para terminar la vida de nadie. Lo hice para terminar con el sufrimiento de un paciente. ¿Qué se supone que haga un doctor ¿Mirar para otro lado? Sí lo hace, es un cobarde.
—Muchos doctores hacen eso.
—Son cobardes. Muchos doctores son cobardes. No harían nada que dañara su reputación, que pudieran ser procesados.
— ¿Tiene pesadillas sobre eso?
—No. No creo que ningún médico tenga pesadillas por ningún procedimiento, de lo contrario no sería doctor.
— ¿Lo encuentra triste?
—Por supuesto. Pero si un paciente tiene un cáncer y hay que amputar una pierna para salvarlo, entonces hay que hacerlo.
—Muchos dirían que juega a Dios.
—Es así. Cada vez que interfiere con un proceso natural se juega a ser Dios. Dios determina lo que pasará. Significa que si alguien va a un doctor por una enfermedad un médico interfiere con lo natural. Pero por supuesto, los pacientes no piensan eso. Quiero vivir tanto como puedan. No quieren sufrir, por lo que llaman a un doctor para terminar con el sufrimiento.
— ¿Es una persona religiosa?
—No, soy un científico. Los doctores son siempre científicos.
— ¿Le teme a la muerte?
—Como todos los demás. Y quisiera vivir mucho porque me siento bien.
— ¿Si tuviera enfermo, se quitaría la vida?
—Si no hubiera cura, sí. Es mi derecho. Está en la constitución, en la octava enmienda. Lo que se ignora. Tengo el derecho natural a hacer lo que quiera con mi cuerpo. Lo que sea, mientras no afecte a nadie más. En mi caso lo hago solo con el permiso del paciente.

Tenía este artilugio. Tenía un paciente cuadripléjico que quería que lo ayudara a quitarse la vida. “Te puedo ayudar pero es ilegal”. Tengo que encontrar el modo de hacerlo legalmente. Mientras estaba en contacto con él trataba de crear una máquina que me salvara de hacerlo. Yo instalaría la maquina pero sería el paciente el que apretara el botón.
—Anteriormente lo había hecho con gas.
—Sí, pero ello lo prohibieron. Lo hicieron más difícil para mí, y para el paciente.
Primero le puse una especie de escafandra sobre su cabeza pero el paciente tuvo pánico. Me dijo que parara por lo que paré. Le dije que podríamos hacerlo otro día. Me dijo que lo hiciera en ese momento. Él estaba determinado a hacerlo.
—En otro caso usted lo inyectó porque quería ir a la corte.
—Sí, tenía la esperanza de poder declarar. Pero sé que las cortes son corruptas.
— ¿Cuándo ve esto (le muestra un video del doctor Kevorkian inyectando veneno a un paciente) como se siente?
—La ley me obligó a hacer esto. Sin dignidad. Sus parientes no podían estar ahí. No se podían arriesgar. Los podían perseguir. La ley es cruel. No se preocupan por el paciente, solo por la ley.
—Ahora está libre. ¿Lo haría de nuevo?
—Sí, bajo ciertas circunstancias sí. Estando en la cárcel la gente me escribía sobre cómo podrían quitarse la vida.

Si la religión deja de presionar con esto podríamos hacer que la gente muera como un procedimiento médico regular. Lo que debería ser posible.

*El primer suicidio asistido fue el de Janet Adkins, una mujer de 54 años diagnosticada en 1989 con la enfermedad de Alzheimer.

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